corrección de lector a autor

La importancia de la corrección

9:12:00Aitziber Conesa Madinabeitia


Querido autor:

Porque eres un autor, ¿no? Si no lo eres, puedes darte la vuelta. O no. Tú decides. Pero que sepas que esta sección del blog está pensada para los autores.
Porque llevo toda la vida siendo lectora, y creo que es hora de que los lectores aconsejemos a nuestros autores desde nuestro punto de vista.

Así que, allá vamos.




Lo primero que quiero dejar claro que con corrección no me refiero a comportarse con corrección, es decir: ser educado. Aunque un texto bien corregido es mucho más educado para con el lector que uno que no lo está, la corrección va un poco más allá.

¿Por qué corregir?

Imagina que tu obra no es una obra literaria si no un plato de un restaurante. Y tu lector es tu cliente, el que se va a comer ese plato (y va a pagar por él. No olvides nunca que tu intención va a ser que tu lector pague por tu obra).
¿Cuántas cosas pueden salir mal cuando preparas una comida? Aunque lo hagas con todo el amor y todo el cuidado. Lo menos malo que puede pasar es que se te vaya la mano con la sal, o te quedes corto. También puedes equivocarte de ingredientes, olvidarte algo capital, poner doble de algo.... Se te puede pasar o quedar crudo. ¡Ah, la dura vida del cocinitas!


Aunque no te lo parezca las cosas pueden ser peores. Puedes tener un pescado perfectamente cocinado, pero que está presentado en un plato sucio. ¿A que si te pusieran platos sucios en un restaurante te irías de allí como alma que lleva el diablo? Porque yo sí.
Hablando de tu obra, un plato sucio es el equivalente a un error de estilo.
¿Te lo pongo peor? Puede que tu precioso plato de mero tenga anisakis. Te estás comiendo el mejor plato de tu vida, y entonces en el tenedor detectas un filamento raro, como un gusanito largo... No se tú, pero yo soltaría ese tenedor como si llevase dinamita.
Pasando de la metáfora a tu obra, me refiero a que tu texto tenga errores gramaticales acusados.
Venga, que todavía queda un nivel más. Imagina que tu plato no es cocinado. Es un maravilloso sushi... Y del salmón (muy fresco, eso sí) surge el gusanito vivo. Mira, me pasa eso y yo ya estaría a tres calles de distancia.
Obviamente, esta parte se refiere a los errores de ortografía y tipografía.

Si tienes claro que si, teniendo un restaurante, no puedes servir la comida en las condiciones anteriores... tendrías que tener también claro que como escritor no puedes servir tu obra con ese tipo de errores. Y por esto, amigo escritor, existe la corrección.

¡Socorro! ¡Llama a Chicote!

No tan rápido, amigo.

Estoy convencidísima de que antes de llamar a Chicote para que revise tu restaurante vas a intentar solucionar las cosas por ti mismo. Es lo más lógico, además de lo más barato.
Corregirse a uno mismo es una experiencia por la que todo autor tiene que pasar. Es dura. Es poco gratificante. Y además suelen quedarse cosas por el camino. Todos tenemos la habilidad mutante de pasar por alto nuestros propios errores, aunque los ajenos nos llamen a gritos desde la esquina.


Así que, bienvenido al pequeño infierno personal del escritor: la corrección y la reescritura.
Te aconsejo, eso sí, que dejes madurar tu obra una temporada antes de entrar en esta fase. Se por experiencia que se nos pasan más cosas en caliente que si hemos borrado de nuestra memoria reciente todo lo concerniente a nuestras letras.
La corrección es un plato que se sirve mejor frío. Igual que la venganza.

Un plato de concurso

No nos engañemos. Aspiras a que tu obra sea perfecta. ¡Qué demonios! ¡Tu obra es perfecta! Es un bebé precioso. ¿Has visto que manitas? Tiene los ojos de su papá.
O los tendría, si su papá tuviera un ojo rojo y otro sin pupila y estuvieran  a diferentes alturas. Así que tenemos que reconocer que tu bebé precioso tiene algún que otro problemilla. Por suerte una obra no es un bebé, se pueden cambiar cosas después de que hayas puesto la palabra fin. Y para eso puedes y debes tener ayuda.

-¿Quién me va a ayudar?

Primero, unos buenos lectores cero. Y pon atención: digo buenos. No me refiero a tu familia y amigos, que están más interesados en tus sentimientos. No, necesitas a alguien que vaya a ser sincero hasta la crueldad y resaltar todas las pequeñas cosas que no le cuadren. Que te diga cuándo tienes un error de continuidad. Que ponga en duda tu documentación hasta la exasperación. Y en definitiva, que no te pase una, desde el cariño.



                             vale, si, había dicho cariño.

Posiblemente alguno de estos lectores cero también te señale faltas. Sobre todo si no son de tu misma zona lingüistica. Te explico. Como navarra, yo soy bastante leista, así que en mis textos es probable que se me escape alguna. Otros navarros probablemente ni se darán cuenta, porque ellos también son leistas. Pero una persona de otra zona saltará como un resorte frente a mi error.

-Bien. Mi bebé ha pasado por las manos de esas niñeras del mal que tú llamas lectores cero. ¿Ahora qué?

Ahora ha llegado la hora de llamar a Chicote: un corrector.

Cuando te lances a la caza búsqueda de un corrector tienes que tener en cuenta lo siguiente: ¿Qué quiero que me corrijan?

Un corrector profesional te planteará correcciones ortotipográficas, pero también de estilo y estructura. Además te darán un criterio unificador de la obra a nivel de maquetación. Vamos, te sacará al nene bonito, vestido, peinado y perfumadito. Esta corrección es la más completa, y también la que se hace dentro de las editoriales así que no pienses que eres menos papá o mamá de tu obra por recurrir a ello. Obviamente, también es la más cara.

Algunos sitios ofrecen correcciones exclusivamente ortotipográficas. ¿Merece la pena? Depende de ti, por supuesto, pero he preguntado a algunas personas que han recurrido a estos servicios y se han sentido defraudados con el paso del tiempo. El bebé salió bonito, pero estaba desnudo y moqueaba. De todos modos debes pensar en el ejemplo del restaurante. Que tu plato no lleve parásitos vivos es un valor.

- ¿Existen soluciones intermedias?

Sí y no. Algunos correctores ofrecen otros servicios como asesorías o informes literarios que pueden orientarte hacia aquello que debes potenciar, o qué es lo que te recomiendan más modificar. No es en absoluto una corrección, pero menos da una piedra.

- ¿Puede hacerse más barato?

Tal vez. Si tienes suerte puede que encuentres a un estudiante que se atreva a corregirte por una fracción de lo que cobrará un profesional. Como progenitor de la criatura es tu responsabilidad si dejas a tu bebé con una puericultora o con una au-pair. Los resultados finales dependerán mucho de la persona concreta con la que cuentes.

Ahora que tu obra ya ha pasado por todo este proceso, está lista para el concurso.



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3 comentarios

  1. ¡Hola!

    Pues me resulta interesante todo este tema de la corrección. Estoy empezando por el mundo de la traducción y tengo escrito (y aparcado, de momento) algo propio, así que me quedaré por aquí.

    ¡Saludos desde Yoglaxx!

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    Respuestas
    1. Muchas gracias por pasarte. Y por el comentario :)
      Espero que otros posts para autores que vaya subiendo te sean útiles. Te recomiendo pasarte por los blogs de los que saben.
      Gabriella Literaria tiene un libro publicado sobre corrección que, si realmente te interesa, te puede servir para empezar a corregirte tú mismo.

      Un saludo!

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    2. Anda!! Pues no conocía ningún blog que hablara de este tema. Me pasaré también por el de Gabriella. Gracias por el dato ^-^

      Estoy pensando también en hacer cursos sobre el tema, aunque hay mucha tela que cortar para saber elegir bien a quién estás pagando y si una vez terminado te quedas igual o has aprendido algo.

      En fin, no te aburro con mis dudas jajajajajajaja.

      Saludos!!!

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